jueves, 11 de agosto de 2011

AL HIJO DE DIOS



JESUCRISTO

Te vi despacio amanecer callado como una primavera blanca en mi jardín de espinos…y te vi fundirme con tus aguas mansas en aquellos riachuelos cristalinos, dándole de beber al alma, mientras suavemente quitabas las espinas de aquel pasado mío tan estéril, que marcó mi vida y destrozó mis fuerzas.

Pero tú, con tu amor eterno y sacrificio santo, me rescataste del fango que me hundía hasta los huesos y renovaste con tus manos de alfarero mis cimientos y cambiaste mis harapos por vestidos de lino blancos y diste por mi vida, el precio más sagrado del Cordero Santo, que por sangre y sacrificio me entregó la salvación!

GRACIAS MI SEÑOR JESÚS!

Eileen

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