miércoles, 2 de junio de 2010


ANCIANO DE CASTA VALIENTE

A ti que perdiste la cabellera negra por el paso de los años
y que las arrugas te encontraron al doblar la esquina…
a ti… hombre de madera que te fuiste debilitando
por la fuerza en la tormenta y por la voz de la agonía…

Por el peso inaguantable de las rocas de la vida…
y que a pesar de ser afable se te notan las heridas…
por tu empeño en las mañanas que brotaba como el agua
mientras hoy luce tu esfuerzo como grietas en tu alma…

Esas manos que son huellas de un trabajo desmedido
que son calma y son acero y la huella del olvido…
son las manos del anciano donde van surcando venas
que diluyen tantas penas en las sendas del camino…

El anciano que se aferra a la vida como hiedra
que cuando despunta el alba le sonríe a la mañana…
el anciano que nos mira con sus ojos tan serenos
que camina en el sendero… con su huella de viajero…

Con sus canas de experiencia en la vida y la conciencia
con su alma de soldado… puritano y desolado…
las arrugas que lo adornan y el silencio que se asoma…
va cruzando las montañas del esfuerzo y las hazañas!

Donde va dejando vida... cada vez que el suelo pisa…
donde va soltando un sueño cuando asoma su desvelo…
el que escucha como un sabio y nos mira emancipado
y el que sabe que en la vida… ha vivido tantos años!

Eileen

1 comentario:

Alma Mateos Taborda dijo...

Qué bello poema, amiga. Emocionante. Puro e intenso. Aplausos!