Y la noche se vistió de luto en el dolor infame de la guerra abierta, en el alma del niño mutilado, por la sangre derramada de su tierra y por la basta soledad traviesa, que aniquila en mortandad desierta, sus ojos del color de la tristeza y su carita, tiznada en la ventisca, que dejó aquel que por poder y tal codicia, mató con su avaricia, aquella infancia, manchando en podredumbre el corazón!
Eileen
Levanta tu voz...
y que se escuche el mutis silencioso de esos muertos!
1 comentario:
desgarrador, impresionante. Una realidad que nos golpea pero que tratamos de ocultar haciendo oídos sordos al repiquetear de la metralla, a los muertos que claman, al dolor del huérfano, del desplazado. Un poema que debemos sembrar en la piel y en el alma. Sinceras felicitaciones mi bella poeta
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