Y la noche se vistió de luto en el dolor infame de la guerra abierta, en el alma del niño mutilado, por la sangre derramada de su tierra y por la basta soledad traviesa, que aniquila en mortandad desierta, sus ojos del color de la tristeza y su carita, tiznada en la ventisca, que dejó aquel que por poder y tal codicia, mató con su avaricia, aquella infancia, manchando en podredumbre el corazón!
Eileen
Levanta tu voz...
y que se escuche el mutis silencioso de esos muertos!